Todos los argentinos van al cielo. Allí, lo primero que Dios hace es llamarlos a su presencia para mostrarles que él no es argentino. Después, en lugar de remitirlos al purgatorio, les permite regresar al mundo para que ellos mismos comprueben que a pesar de su ausencia todo sigue igual que antes. Así, las maltrechas almas, desprovistas de soberbia, se dedican a llorar tan dulcemente bajo la mirada triste de Dios, que luego él ya no sabe si darles el bien ganado infierno o indultarlos por piedad.
A.C.R.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment
No hay moderador, así que eres bienvenido para comentar abiertamente. No spam por favor, gracias.