JOHANN
Johann decidió vivir, sortear las desgracias del pasado que aún lo aferraban al dolor y escapar al sol, a la luz, sin importar las consecuencias ni las culpas. Resuelto a emprender un nuevo destino decidió escapar a toda costa, romper con los lastres para conseguir el objeto único en la vida de cada hombre sensible: la felicidad. Fué entonces que su pequeño hijo murió. Johann no asistió al funeral. No pareció enterarse siquiera. Nadie lo entendió cuando se fué paseando por las calles de la ciudad sonriendo a la gente y conversando con extraños. Quienes creían conocerle mejor, dedicándole duras menciones lo tacharon de inhumano, de loco. Pero el joven Johann, que tenía un alma envejecida y desgastada, acorralado por la pena, debía elegir una de las dos salidas: morir o aferrarse a la posibilidad de ser feliz.
(Momentos del cuaderno "Vidagrafías" A.C.R.)
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